domingo, 13 de mayo de 2007

Charles Oppenheim, bajo


Nació en El Paso, Texas. Inició sus estudios de música y trompeta en Estados Unidos desde pequeño. Posteriormente, en México, durante la secundaria y preparatoria se inclinó al canto como miembro de la Trova del Colegio Tepeyac, dirigida por Manuel Rosillo, y además formó parte de varios grupos juveniles de jazz.

Es Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Durante 28 años se ha dedicado a ejercer la carrera de periodismo en revistas especializadas, prensa, radio y televisión. Desde 1997 es el Editor de la revista Pro Ópera y vocal del consejo directivo del patronato Pro Ópera, A. C. desde 2001.

Paralelamente a su carrera profesional, ha cultivado su afición al arte lírico. A lo largo de la década de los 90, estudió canto sucesivamente con Enrique Jaso, Manuel Peña y Arturo Gálvez, y durante cinco años se dedica a preparar repertorio para bajo con Anatoli Luchinin.

Desde 2003 estudia con Gabriel Mijares y forma parte del Taller Lírico Giuseppe Verdi, con sede en el Instituto Italiano de Cultura, donde ha participado en diversos recitales.

Con el ensamble vocal Mester de Juglaría, que dirige Christian Gohmer, ha participado en un Concierto de Oratorio, dentro del Ciclo de Canto del Centro Nacional de las Artes, así como en la Misa en Re Mayor de Dvorák y el Concierto de Ganadores de Composición Coral Contemporánea en el Auditorio Blas Galindo.

En 2005 cantó el Requiem de Verdi con los coros Pro Música y del Conservatorio Nacional de Música, bajo la dirección de David Arontes, y con la Orquesta Juvenil del Estado de México, bajo la dirección de Mario Rodríguez Taboada. Cantó el rol de Dulcamara en L’elisir d’amore de Donizetti en la Escuela Superior de Música y en Salamanca y León, Guanajuato, bajo la dirección escénica de César Piña y musical de Mario Alberto Hernández; e interpretó el rol de Tonio en Pagliacci de Leoncavallo en la Casa del Lago, con el maestro Carlos Vázquez.

Participó en el proyecto de desarrollo cultural “La ópera que nació del teatro”, con Sylvia Rittner y Luis Esteban Galicia, interpretando escenas de Don Giovanni (Leporello) de Mozart, Roméo et Juliette (Fray Lorenzo) de Gounod e Il barbiere di Siviglia (Don Basilio) de Rossini en la Biblioteca de México, bajo la dirección musical de Ángel Rodríguez.

Participó en la producción de la cinta de dibujos animados Una película de huevos, de HuevoCartoon, prestando su voz al personaje del “Gusanito Cantor”, y en 2006 grabó para Arpegio Producciones la voz del Narrador en el proyecto “Re-cuentos para niños: Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart”.

En diciembre de ese año debutó en el Palacio de Bellas Artes como el Marchese D’Obigny en La traviata de Verdi, bajo la dirección escénica de Agnese Sartori y musical de Alfredo Silipigni.

En febrero de 2006 interpretó nuevamente el rol de Tonio en Pagliacci de Leoncavallo, en concierto con la Orquesta Sinfónica Juvenil del Estado de México, bajo la dirección de Luis Manuel García Peña y en marzo participó en el proyecto de La traviata “Ópera Bar” en el Lunario del Auditorio Nacional, interpretando los roles del Barone Douphol y el Dottore Grenvil, bajo la dirección de Octavio Arévalo.

Para el estreno nacional de la ópera Il Guarany de Gomes en el Festival Junio Musical con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Xalapa, interpreta el rol de Don Antonio de Mariz, bajo la dirección escénica de Armando Mora y musical de Antonio Tornero.

En medio de los festejos del 250 aniversario del natalicio de Wolfgang Amadeus Mozart, en agosto interpretó el rol del Dr. Bartolo en una producción de Le nozze di Figaro de Mozart en el Teatro Helénico, bajo la dirección de Jorge Lazzeri, y en septiembre interpretó a Don Escrúpulos en Die Schauspieldirektor de Mozart con la Orquesta de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, bajo la dirección escénica de Óscar Tapia y musical de Carlos García Ruiz.

En noviembre cantó el rol de Don Basilio en una producción de El barbero de Sevilla para niños en el Teatro Julio Jiménez Rueda, bajo la dirección escénica de Luis Esteban Galicia y musical de Sergio Ramírez Cárdenas. También en noviembre participó en una adaptación de The Pirates of Penzance (el Sargento) en el Festival de Huatulco, bajo la dirección escénica de Luis Martín Solís y musical de Michael Meissner. Y en diciembre debutó en la Sala Nezahualcóyotl con la OFUNAM, bajo la batuta de Avi Ostrowsky, en el oratorio L’Enfance du Christ de Berlioz, interpretando el rol de Polydorus.

Inicia sus actividades del 2007 en febrero, con la ópera española Marina de Arrieta (Pascual) en el Palacio de Bellas Artes, bajo la dirección escénica de Leopoldo Falcón y musical de José Luis Castillo, y L’Orfeo de Monteverdi (Plutone) en el Teatro Degollado de Guadalajara, para los festejos del 400 aniversario del estreno de esta ópera barroca, bajo la dirección escénica de Mario Montenegro y musical de Horacio Franco.

En marzo interpretó a Petrus en el oratorio Cristo en el Monte de los Olivos de Beethoven en Bellas Artes, bajo la batuta de Francisco Savín.

En abril compartió el escenario con Fernando de la Mora, Olga Romanko y Mikhail Svetlov, como el Sacristán en Tosca, bajo la dirección escénica de César Piña y musical de Enrique Patrón de Rueda, en el Festival de San Luis Potosí.

En mayo participó en funciones de Don Giovanni (como el Comendador) en la Casa de Cultura de Cholula, Puebla, y en el Auditorio Blas Galindo del Cenart, y en junio nuevamente cantará en Don Giovanni, el rol de Leporello, bajo la dirección musical de Rufino Montero.

En agosto nuevamente compartió el escenario con Fernando de la Mora, Olivia Gorra y Jesús Suaste, en La traviata (como el Dr. Grenvil), bajo la dirección escénica de César Piña y musical de Ramón Shade, al frente de la Camerata de Coahuila.

Entre sus próximos compromisos está Pagliacci (Tonio) con la Orquesta de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, bajo la dirección escénica de Óscar Tapia y musical de Carlos García Ruiz, y al lado de Leonardo Villeda, Verónica Murúa y Armando Gama; así como un Concierto de Ópera en el University Club Reforma con Encarnación Vázquez, María Katzarava y José Luis Ordóñez.

Para febrero de 2008 cantará en Tosca (el rol del Sagrestano), en el Teatro Degollado de Guadalajara, con Conciertos Guadalajara, con Olga Romanko, Fernando de la Mora y Genaro Sulvarán.




Agenda 2007

Febrero 13, 15 y 18
Palacio de Bellas Artes
Marina, de Emilio Arrieta
Rol: Pascual
Con Lourdes Ambriz, Irasema Terrazas, Salvador Carbó, Alfredo Portilla, Carlos Bergasa y Jesús Suaste
Escena: Leopoldo Falcón
Director: José Luis Castillo

Febrero 23 y 25
Teatro Degollado
Guadalajara, Jalisco
L’Orfeo, de Claudio Monteverdi
Rol: Plutone
Con Dante Alcalá, Florencia Tinoco, Nadia Ortega, Guadalupe Paz, Patricia Hernández y Salvador Rivas
Escena: Mario Montenegro
Director: Horacio Franco

Marzo 11 y 18
Palacio de Bellas Artes
Oratorio Cristo en el Monte de los Olivos, de Ludwig van Beethoven
Rol: Pedro
Con Octavio Arévalo y Rosa Elvira Sierra
Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes
Director: Francisco Savín

Abril 20 y 22
Teatro de la Paz
Festival de San Luis Potosí
Tosca, de Giacomo Puccini
Rol: El Sacristán
Con Fernando de la Mora, Olga Romanko y Mikhail Svetlov
Director: Enrique Patrón de Rueda
Escena: César Piña

Abril 29
Cholula, Puebla
Casa de Cultura
Don Giovanni de Mozart
Rol: El Comendador
Con: Enrique Ángeles, Eva Monroy, Denise de Ramery, Rodrigo Garciarroyo y Jehú Sánchez
Director: Mario Alberto Hernández
Escena: Eduardo Castañeda

Mayo 11
Escuela Superior de Música
Sala Blas Galindo del Cenart
Don Giovanni, de Mozart
Rol: El Comendador
Con: Enrique Ángeles, Eva Monroy, Denise de Ramery, Rodrigo Garciarroyo, Jehú Sánchez
Director: Mario Alberto Hernández
Escena: Eduardo Castañeda

Mayo 12
Teatro de la República
Querétaro, Qro.
Gala de ópera y zarzuela
Con: Alfredo Portilla, Lety Vargas, Teresita de Alcázar, Dante Alcalá, Eduardo Ortiz y Arkéel Tamayo
Pianista: Carlos Vázquez
Director: Gabriel Mijares

Junio 3
Escuela Nacional de Música
Sala Xochilipilli
Don Giovanni, de Mozart
Rol: Leporello
Con: Arturo Rodríguez, Verónica Murúa, Enivia Mendoza, Óscar de la Torre, Carla Madrid, Daniel Cervantes, Rubén Luque
Escena: César Piña
Director: Rufino Montero

Junio 6
Foro Cultural Coyoacanense
Don Giovanni, de Mozart
Rol: Leporello
Con: Arturo Rodríguez, Verónica Murúa, Enivia Mendoza, Óscar de la Torre, Claudia Quiroz, Daniel Cervantes, Rubén Luque
Escena: César Piña
Director: Rufino Montero


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PRÓXIMAMENTE

Agosto 24 y 26
Camerata de Coahuila
Saltillo y Torreón
La traviata, de Verdi
Rol: Dottor Grenvil
Con: Olivia Gorra, Fernando de la Mora, Jesús Suaste
Escena: César Piña
Director: Ramón Shade

Octubre
Conciertos de Guadalajara
Tosca, de Puccini
Rol: El Sacristán
Con: Fernando de la Mora...
Escena: César Piña
Director: Enrique Patrón de Rueda

Noviembre
Xalapa
La Tabernera del Puerto
Con Armando Mora…

sábado, 12 de mayo de 2007

Repertorio

Oratorio
Requiem, Verdi
Misa en Re Mayor, Dvorák
L’Enfance du Christ, Berlioz (Polydorus)
Christus am Oelberge, Beethoven (Petrus)

Ópera
Il barbiere di Siviglia, Rossini (Don Basilio)
Don Giovanni, Mozart (Il Commendatore, Leporello)
L’elisir d’amore, Donizetti (Dulcamara)
Il guarany, Gomes (Don Antonio de Mariz)
Marina, Arrieta (Pascual)
Le nozze di Figaro, Mozart (Dr. Bartolo)
L’Orfeo, Monteverdi (Plutone)
Pagliacci, Leoncavallo (Tonio)
The Pirates of Penzance, Gilbert & Sullivan (Sergeant of Police)
Rigoletto, Sparafucile (Verdi)
Roméo et Juliette, Fray Lorenzo (Gounod)
Die Schauspieldirektor, Mozart (Don Escrúpulos)
Tosca, Puccini (Sagrestano)
La traviata, Verdi (Marchese d’Obigny, Baron Douphol, Dr. Grenvil)
La vida breve, Falla (Tío Sarvaor)
Werther, Massenet (Le Bailli)

En preparación:
La bohème, Puccini (Colline)

viernes, 11 de mayo de 2007

Crítica

L’elisir d’amore, de Donizetti
Sala Angélica Morales
Escuela Nacional de Música
“Como Dulcamara, el bajo Charles Oppenheim dio muestras de gracia escénica y empatía con su personaje. No sólo tocó la trompeta durante la promoción de su maravilloso elixir, sin también se dio tiempo para bailar y lucir su repertorio de pasos, entre ellos el célebre moonwalk de Michael Jackson. Vocalmente ha ganado solidez en su técnica y su voz se proyecta más segura y redonda. En todo momento procura hacer justicia a la partitura y, principalmente, arriba del escenario Oppenheim se divierte, divirtiendo al público. Es un doctor Dulcamara que se la cree, por lo que a la gente no le queda más remedio que creérsela con él, en estrecha complicidad.”
Noé Mercado
Pro Ópera

Septiembre-Octubre 2005

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Don Giovanni, de Mozart
“La ópera que nació del teatro”
Explanada Biblioteca de México
“Charles Oppenheim destacó cantando con soltura ‘Madamina, il catalogo è questo’ de Leporello, personaje de Mozart y Da Ponte, mientras caminaba entre un público fascinado por el original montaje.
Liliana Flores Hernández
Uno más Uno

Noviembre 1, 2005

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La traviata, de Verdi
Teatro del Palacio de Bellas Artes
“...el Marqués D´Obigny, deliciosamente encarnado por el versátil Charles Oppenheim en su debut en nuestro máximo escenario…”
Lázaro Azar
Reforma

Diciembre, 2005

“...Nunca antes habia puesto atención a quién era el Marqués D’Obigny, más allá de cuando Alfredo lo saluda: ‘Marchese!’ Muy simpático su personaje, no imaginé verlo cantando y bailando en el escenario de Bellas Artes…”
Ramón Jacques
Pro Ópera

Diciembre, 2005

“Oppenheim... posee una voz muy bella. No es un bajo muy profundo, sino más bien con propensión a lo baritonal, y con un squillo muy agradable, sin contar lo cubierto y redondo del timbre, y la calidad interpretativa vocal también”.
Jorge Arturo Alcázar
Diciembre, 2005

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Il Guarany, de Gomes
Festival Junio Musical, Xalapa, Veracruz
“Para beneplácito mío y de cuantos hemos seguido paso a paso su incipiente carrera operística (…) Charles Oppenheim lució a sus anchas en el papel de Don Antonio de Mariz, rol que por la comodidad con que lo entonó parecía hecho a su medida. Referencial su ‘Ave María’ del primer acto.”
Lázaro Azar
Junio 2006

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Le nozze di Figaro, de Mozart
Teatro Helénico
“…Entre lo rescatable citaré (…) a Charles Oppenheim, haciendo gala de su vis cómica como Don Bartolo…”
Lázaro Azar
Reforma

Agosto 19, 2006

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Die Schauspieldirektor, de Mozart
Cd. Juárez, Chihuahua
“Don Escrúpulos, un rol hablado, fue interpretado por el bajo Charles Oppenheim, quien de cualquier manera no se sustrajo a cantar cuando la trama se resuelve. Destacó de Oppenheim el cuidadoso maquillaje que auténticamente lo transformó en escena.”
Noé Mercado
Pro Ópera
noviembre-diciembre 2006

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L’Enfance du Christ de Berlioz
Sala Nezahualcóyotl
“… Sobresalió en sus breves intervenciones el Polidoro de Charles Oppenheim, quien ha construido en sus pocos años arriba de los escenarios una maciza solvencia no sólo escénica sino vocal y canora. No arredró ante la inocultable experiencia de sus colegas y él mismo se mostró como un cantante bastante curtido. Incluso quedó la impresión de que pudo, en un momento dado, enfrentar un rol de mayor envergadura como el de Herodes.”
Noé Mercado
Pro Ópera

marzo-abril 2007

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Marina, de Arrieta
Teatro del Palacio de Bellas Artes
“El novato bajo Charles Oppenheim cantó un adecuado Pascual y su actuación fue más que regular al encarnar al celoso pretendiente de la heroína.”
Luis Gutiérrez Ruvalcaba
Febrero 15, 2007

“El personaje de Pascual se benefició de la entusiasta y expresiva presencia del bajo Charles Oppenheim, de robusta voz y armoniosa línea de canto.”
Ramón Jacques
Ópera Actual

Febrero 18, 2007

“Al bajo Charles Oppenheim, de incipiente pero tenaz carrera, hay que agradecerle su evidente rigor en la preparación de su material y, de manera importante, su loable intención (evidenciada ya en anteriores actuaciones) de cantar de manera que los oyentes entendamos lo que está diciendo, cualquiera que sea el idioma de la obra en cuestión.”
Juan Arturo Brennan
La Jornada
Febrero 2007

“Pascual, el prometido de Marina, fue el bajo Charles Oppenheim, que interpretó con gracia en la voz y en la escena el único papel atrevido del dramatis personae, aunque su claudicación ante Marina es también inexplicable.”
Vladimiro Rivas Iturralde
Milenio Diario
Febrero 2007

“… Actoralmente Charles Oppenheim se llevó las palmas con su Pascual, a pesar de que ahora su voz tuvo una débil proyección.”
Lázaro Azar
Reforma

Febrero 13, 2007

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L’Orfeo, de Monteverdi
Teatro Degollado de Guadalajara
“¿Quién cuestiona… la contundencia del Plutón de Charles Oppenheim?”
Lázaro Azar
Reforma
Febrero 23, 2007

“Charles Oppenheim como Plutone mostró sus progresos como cantante y sus dotes naturales como actor.”
Luis Gutiérrez Ruvalcaba
Pro Ópera

mayo-junio 2007

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Tosca, de Puccini
Teatro de la Paz
Festival de San Luis Potosí
“El grave registro de Charles Oppenheim parece haberse vuelto indispensable en cuanto título se presenta de un tiempo a la fecha. Basta haber visto lo que hizo con el aparentemente pequeño papel del Sacristán para entenderlo.”
Lázaro Azar
Reforma

Abril 23, 2007

Galeria 5: Como Leporello en Don Giovanni



Madamina...



Ecco il birbo...



Ah taci ingiusto core...



Mille torbi di pensieri...



E un prodigio in verità...



Ah, pietà signori miei...



Don Giovanni, a cenar teco...



Pentiti!

Fotos: Ana Lourdes Herrera
Sala Xochipilli, Escuela Nacional de Música, junio 3, 2007

Galería 4: El Sacristán en Tosca en SLP





Fotos: Daniel González

Galería 3

Escrúpulos (Der Schauspieldirektor)


Escrúpulos (Der Schauspieldirektor)

Fotos: Noé Mercado


Marchese D´Obigny (La traviata)


Douphol (La traviata)

Fotos: Ana Lourdes Herrera

Galería 2

Don Antonio de Mariz (Il Guarany)




Don Antonio de Mariz (Il Guarany)


Bartolo (Le nozze di Figaro)

Basilio (Il barbiere di Siviglia)


Bartolo (Le nozze di Figaro)

Fotos: Ana Lourdes Herrera

Galería 1


Leporello (Don Giovanni)


Pascual (Marina)


Sergeant of Police (The Pirates of Penzance)


Tonio (Pagliacci)

Fotos: Ana Lourdes Herrera

miércoles, 9 de mayo de 2007

Rossini en la cocina


por Charles H. Oppenheim

“El apetito es la batuta que dirige la gran orquesta de nuestras pasiones.” Gioacchino Rossini (1792-1868)

El autor de obras inmortales como Il barbiere di Siviglia y La cenerentola no sólo fue uno de los tres pilares (junto con Donizetti y Bellini) del bel canto italiano y, por ende, uno de los grandes compositores de la historia, sino también el creador o inspiración de algunos de los platillos más excelsos del repertorio culinario europeo.

En algunos casos, como en La cenerentola, podemos encontrar sabrosas referencias culinarias, como el siguiente pasaje, en el que Don Magnifico manifiesta grandiosas fantasías gastronómicas al anticipar el matrimonio de una de sus hijas con el príncipe Don Ramiro:

“Tendré muchos recuerdos y peticiones de gallinas y esturiones de botellas y brocados de velas y marinados de bollos y pasteles de frutas y dulces de lonchas y doblones de vainilla y café.”

Pueden encontrarse asimismo referencias gastronómicas en otras óperas como L’italiana in Algeri, La cambiale di matrimonio, Il viaggio a Reims, Ciro in Babilonia, y en algunas de sus piezas de piano, compuestas en su retiro parisino, llamadas colectivamente “Hors d’oeuvre” y dedicadas a los rábanos, los pepinillos, las anchoas, la mantequilla, los higos, las uvapasas, las almendras y las avellanas.

Las biografías de Rossini contienen anécdotas —algunas reales, otras apócrifas: todas legendarias— sobre sus aventuras gastronómicas. Prevalece hoy día el mito de su tremenda flojera para trabajar, pese a su obvio talento creativo y su gran capacidad para componer una ópera en cuestión de días.

Muy pronto en su vida profesional alcanzó la fama y la fortuna y, para sorpresa de sus contemporáneos, a los 37 años se jubiló abruptamente. A pesar de la “gran renunciación”, nunca dejó de componer música, y vivió el resto de sus días (murió a los 76 años de edad) una vida disipada en Florencia, París y la campiña francesa, donde se dedicó a cultivar sus relaciones sociales, acompañado de sus esposas (la primera, la gran mezzosoprano Isabella Colbran, de la que se separaría oficialmente en 1836; y la segunda, Olympe Pélissier, su amante y acompañante con la que finalmente se casó en 1846). Eran famosos los fastuosos eventos gastronómico-musicales que le organizaba Olympe en su casona de Chaussée d’Antin y en su villa en Passy.

Según cuenta Alessandro Falassi, antropólogo cultural y miembro de la Accademia della Cucina Italiana, en su artículo “A Symphony of Tastes”, publicado en la revista electrónica Opera.net, el gusto culinario despertó muy pronto en la vida de Rossini. Dice que de niño le encantaba ser monaguillo en la iglesia de su pueblo natal de Pesaro, Italia. ¿La razón? Le gustaba mucho el sabor del vino de consagración.

Su primer biógrafo, el gran escritor francés Henri Beyle (Stendhal), cuenta que el aria de su ópera Tancredi, “Di tanti palpiti” se conocía en toda Europa como el “aria del arroz” porque había trascendido que Rossini la compuso un día en Viena mientras esperaba que se cociera el risotto. Otra aria, la famosa “Nacqui all’affanno e al pianto” de La cenerentola, se le ocurrió en una taberna en Roma mientras departía con un grupo de amigos, y la escribió de un plumazo en un cuarto de hora sentado a la orilla de la mesa.

Es conocida la relación de Rossini con Antonin Carême, el genio culinario del siglo XIX que fue primero cocinero de Murat en tiempos de Napoléon, luego en orden consecutivo del príncipe de Talleyrand, el zar Alejandro de Rusia, el príncipe Regente de Inglaterra, el emperador de Austria y, finalmente, del barón de Rothschild. En alguna ocasión, Carême le envió a Rossini un pâté de foie gras entero a su residencia en Bologna, y el compositor le escribió, en agradecimiento, un aria.

Según el biógrafo del Maestro, Francis Toye, se han inventado muchas anécdotas falsas en torno a don Gioacchino, con muy mala leche, como ésta: “Circulaba en los salones parisinos la historia de que, en cierta ocasión un admirador de Wagner le preguntó a Rossini qué pensaba de la obra del alemán. Como respuesta, el italiano lo invitó a comer y le ofreció un platillo que llamó ‘Turbot à l’allemande’, que consistía en una salsa sin pescado. La falta del ingrediente principal tenía la intención de sugerir que la música de Wagner carecía de la parte más vital: la melodía. Esta historia apócrifa molestó mucho a Rossini.”

Pero no todo era falso. El mismo Toye señala, en Rossini, The Man and His Music, que “con excepción de sus años juveniles --cuando, como la mayoría de los italianos, comía y bebía copiosamente-- el compositor era más bien medido y meticuloso en sus gustos. Se tomaba la molestia de conseguir buenos vinos de todo el mundo, incluyendo los de países tan improbables como Perú. En sus años de madurez se mostraba desvergonzadamente orgulloso de su cava. Le encantaban asimismo ciertos productos boloñeses. Nada lo hacía más feliz que los variados quesos, salchichones y jamones que sus amistades le enviaban a París de vez en cuando. Uno de ellos escribió que valoraba esos regalos más que todas las condecoraciones y homenajes que había recibido en su vida. Le interesaban considerablemente ciertas recetas, y su debilidad por el pâté de foie gras alcanzó la cúspide con sus famosos Tournedos Rossini.
“En términos generales --explica Toye-- los alimentos muy condimentados no eran de su predilección... Le interesaban, más bien, productos sencillos pero genuinos... Rossini, como Debussy, era un epicúreo; no un glotón como Brahms...”

Falassi completa el cuadro: “Rossini era un gastrónomo de gusto cosmopolita... Recibía aceitunas de Ascoli, trufas italianas, panettone de Milán, stracchini de Lombardía, zampones de Módena, mortadela y cappelli del prete de Italia, jamón de Sevilla, quesos Stilton de Inglaterra, nougat de Marsella y sardinas reales. Su gusto vínico era igualmente amplio. Su cava contenía botellas de su propio viñedo de las Islas Canarias, de Burdeos, vino blanco de Johannesburgo que Metternich le enviaba a Málaga, botellas de Marsala, así como Madeira y Oporto que le enviaba su gran admirador, el rey de Portugal.”

Cuenta que en 1864 el barón de Rothschild le envió a Rossini una caja de uvas de su viñedo. El Maestro respondió con una amable pero irónica carta: agradeciéndole el gesto, mencionó que no le gustaba consumir “vino encapsulado”. Rothschild entendió el mensaje y le envió enseguida un barril de su mejor Château Lafite.

La leyenda de la invención de los famosos Tournedos Rossini es hermosa: ocurrió en el Café Anglais de París, un día en que el compositor insistió en supervisar la preparación de su platillo y exigió que el chef lo preparase frente a él en su mesa del comedor. Cuando el chef protestó por la constante interferencia del famoso comensal, el Maestro replicó: “Et alors, tournez le dos”; algo así como: “Entonces, dése la vuelta” o “dénos la espalda”. Aparentemente también inventó los Canelones a la Rossini y un delicioso risotto de tuétano.

No todo lo que lleva el apelativo de Rossini, sin embargo, fue invención del músico-gastrónomo. Varios de los grandes chefs del mundo han honrado al Maestro con creaciones como el Pollo a la Rossini, el Filete de lenguado a la Rossini, el Pavo relleno a la Rossini... todos los cuales tienen por común denominador la presencia de foie gras y trufas.

De acuerdo con Burton Anderson, en su libro Treasures of the Italian Table, Rossini prefirió siempre los Tartufi bianchi d’Alba o trufas blancas de su tierra natal, por encima de la trufa negra tan común en la gastronomía parisina decimonónica. A la trufa blanca el Maestro la bautizó como “el Mozart de los hongos”, por su sabor intenso y su aroma glorioso.
También hay postres dedicados a Rossini: uno, en honor a su personaje Fígaro, de Il barbiere..., son unas finas galletitas o pasticcini; otro, una tarta de manzana decorada con media manzana atravesada por una flecha de azúcar, se sirvió por primera vez en ocasión del estreno parisino de su ópera Guillaume Tell en 1829.

martes, 1 de mayo de 2007

Voces: El bajo en la ópera

por Charles H. Oppenheim

En el siglo XVIII y en parte del XIX no existían muchas diferencias o clasificaciones en las voces masculinas más graves, que para nosotros ahora son obvias: por ejemplo, entre el bajo y el barítono.

Todavía en el siglo XX hubo cantantes prodigiosos que han incursionado en varios repertorios: Ramón Vinay fue tenor dramático en su juventud, barítono en su madurez, y cantó arias de bajo en su vejez. Plácido Domingo empezó cantando como barítono, pero en su carrera ha destacado como tenor. Juan Pons empezó siendo bajo y ahora es barítono. Y claro, ahora contamos con una amplia variedad de esos cantantes híbridos que llamamos “bajo-barítonos.”

Pero vivimos en el mundo de la especialización, por lo que no es sorprendente que también el canto operístico se incline cada vez más en esa dirección.

El bajo es el cantante que puede entonar las notas más profundas que puede alcanzar el ser humano, y por eso se considera que es una voz que refleja madurez, sabiduría y experiencia. No es casual que a los bajos les haya correspondido interpretar, en la ópera, a los padres de los héroes (como Fiesco en Simon Boccanegra), sacerdotes o profetas (como Sarastro en La flauta mágica o Zaccaria en Nabucco), reyes y zares (como Felipe II en Don Carlo o Boris Godunov) y hasta al mismo diablo (como en Mefistofele de Boito y Faust de Gounod).

Rara vez veremos a un bajo interpretar a un hombre enamorado (a menos que sea el tramposo enamorador Don Giovanni de Mozart), pero eso no significa que sea siempre un convidado de piedra (como el Comendador de la misma obra maestra de Mozart), sino que también abundan los roles en los que expresa profundas emociones humanas, de las más cómicas a las más trágicas; de las más sublimes a las más ridículas.

En el libreto del muy recomendable álbum de duetos para barítono y bajo "No Tenors Allowed" (que podríamos traducir como “Tenores, abstenerse”), interpretados por Thomas Hampson y Samuel Ramey, se señala que los tenores se justifican porque las óperas normalmente cuentan una historia de amor y la voz tenoril es la que mejor representa a los jóvenes enamorados, ingenuos, apasionados... y lo más interesante que nos ofrecen son sus notas agudas. Pero quienes verdaderamente cimbran el mundo de la ópera, manipulando la acción con sus intrigas palaciegas y su sólida posición política, social y financiera, son los barítonos y los bajos.

Aunque las sopranos y los tenores encabezan los repartos y los papeles protagónicos de muchísimas óperas del repertorio actual, resulta sorprendente tomar conciencia de la cantidad y calidad de las óperas que tienen como papel principal a un bajo o bajo-barítono: El castillo de Barba Azul de Bartok, Wozzeck de Berg, Mefistofele de Boito, Don Pasquale de Donizetti, Porgy and Bess de Gershwin, Le nozze di Figaro y Don Giovanni de Mozart, Boris Godunov de Mussorgsky, Der Fliegende Holländer de Wagner, Don Quixote de Massenet, Mose in Egitto de Rossini, King Priam de Michael Tippett, Attila de Verdi, Aleko de Rachmaninov, Una vida por el zar de Glinka y Edipo de Enescu, entre otros.

Pero aún entre los múltiples roles secundarios reservados para bajo, sus compositores escribieron arias hermosas y memorables.